



La cura y el cuidado del cordón umbilical es uno de los temas que más dudas genera entre las mamás y los papás, por eso, de la mano de los expertos de Mi bebé y yo, te decimos cómo hacerlo de la manera correcta.
Medidas de higiene
La cura y el cuidado del cordón umbilical comienza después del nacimiento. Luego de este momento y hasta que el cordón cicatriza, los gérmenes habituales de la piel pueden producir infecciones en la zona. Por este motivo, es importante adoptar medidas higiénicas correctas para que se mantenga limpio y sano.
La cura en seco es la más recomendable y la más usada: consiste en el lavado con agua y jabón de la zona, para posteriormente secarla suavemente, evitando cubrirla con gasas o con el pañal para que se mantenga seca. El lavado continúa tras la caída del cordón (que habitualmente se desprende entre los tres y los 14 días de vida) y hasta la cicatrización total.
Es importante mencionar que tocar el cordón sano no es doloroso para el bebé y que podemos movilizarlo mientras lo curamos, para poder limpiarlo bien por toda la base del mismo. Además, no es necesario un cuidado tópico antiséptico adicional de rutina, pues no reduce el riesgo de infección y se asocia con complicaciones, aunque son poco frecuentes.
¿Se puede bañar al recién nacido si el cordón umbilical no se ha caído?
Sí, pero se recomienda evitar el baño en inmersión por el mismo motivo que el uso de antisépticos: el retraso del desprendimiento del cordón.
Preparar la tina con poca agua y utilizar una esponja podría ser útil para el aseo del recién nacido, ya que, de este modo, se evitaría la inmersión total. Si por alguna distracción se sumerge todo el cuerpo del bebé, debemos tomarlo con tranquilidad y sin olvidar la principal clave del cuidado: la limpieza y el secado posterior.
Señales de una infección y qué hacer para tratarla
Existen algunas señales que debemos consultar con el médico para descartar una posible infección:
- Piel enrojecida alrededor de la base del cordón.
- Salida de pus (líquido amarillento).
- Mal olor.
- Alta sensibilidad al tacto del cordón.
- Fiebre
En caso de infección, el tratamiento dependerá de su gravedad. En los casos más leves, se soluciona con una pomada antibiótica, y para los graves, es necesario un tratamiento antibiótico intravenoso que requiere hospitalización.


