



La estimulación temprana es una herramienta que consiste en favorecer el desarrollo psicofísico del bebé desde los primeros meses de vida. Su objetivo es potenciar al máximo sus habilidades físicas, intelectuales y psicosociales.
Es importante señalar que la estimulación temprana no crea “súper niños”, sólo contribuye a mejorar y potenciar su aprendizaje futuro. Además, está basada en las pautas de desarrollo infantil, por lo que deben aplicarse con base en su edad.
Las 10 claves de la estimulación temprana
- La estimulación temprana debe entenderse como un juego, una actividad lúdica que nos permitirá pasar tiempo con nuestro hijo.
- Se basa en otorgar a las niñas y niños experiencias enriquecedoras acordes con su edad y nivel de desarrollo. No se trata de abrumarlos con estímulos que terminarán por confundirlos.
- Ningún ejercicio estimulador debe ser forzado. Si tu hija o hijo se muestra indispuesto o no le gusta la actividad, no debes obligarlo a llevarla a cabo.
- La estimulación temprana no pretende obligar a los niños a hacer ejercicios o actividades que, por su edad o desarrollo, aún no pueden hacer.
- En caso de que tu hijo no responda a cierto estímulo o actividad, no la realices tú en su lugar. Otro objetivo de los ejercicios estimuladores es generar autonomía e independencia.
- Si bien podemos ser guías de nuestros hijos, debemos dejarlos explorar por su cuenta y actuar de acuerdo a sus necesidades.
- El tiempo dedicado a los ejercicios estimuladores debe ser calculado conforme a la edad y nivel de desarrollo de cada niño. Los expertos recomiendan un aproximado de 20 a 30 minutos al día.
- Cada niño tiene ritmos de desarrollo y aprendizaje diferentes. No obligues a tu hijo a avanzar a la velocidad que a ti te gustaría.
- Las muestras de afecto no deben estar condicionadas por los aprendizajes de tu hijo. Para él es más necesario tu amor y cariño que tu aprobación por una actividad.
- Es preciso reforzar el aprendizaje con ternura, no desde la obligación.


