En realidad, este trastorno de la piel se conoce como dermatitis atópica o eczema atópico y es muy común en los bebés. De hecho, se calcula que afecta al 10-15% de la población infantil mundial.

 

Si bien es una enfermedad crónica de la piel, en el 70% de los casos disminuye a partir de la adolescencia. También es una afección con una gran carga genética; posiblemente, los progenitores y otros familiares sufran de otras enfermedades alérgicas.

 

¿Por qué sucede? 

La dermatitis atópica es ocasionada por una exagerada sensibilidad a agentes externos que están en el ambiente y que, en una piel sana, son inofensivos. De hecho, recibe el nombre de atópica para diferenciarla de la dermatitis alérgica por contacto, en la que la piel reacciona a algún alergeno de forma esporádica.

 

¿Cuáles son sus síntomas? 

  • La piel está seca y presenta brotes rojizos en los que aparecen pequeñas vesículas.
  • El bebé o niño tiene comezón intensa y, al rascarse, se genera lesiones más grandes.
  • Con el tiempo, la piel sufre un engrosamiento y comienzan a aparecer surcos.
  • La dermatitis también puede venir acompañada de intolerancias alimentarias o enfermedades alérgicas.

¿En qué partes de la piel es más común? 

Durante los primeros meses de vida, la dermatitis es más notable en el cuero cabelludo o las mejillas. A partir del año, las zonas donde hacen flexión las extremidades (detrás de las rodillas o en el pliegue del codo) son las mayormente afectadas.

 

¿Cómo aliviarla? 

El primer paso es acudir con el pediatra o dermátologo para que dé su diagnóstico. Sin embargo, mamá o papá pueden realizar ciertas acciones que contribuyan al alivio de la piel del pequeño:

 

  1. El baño debe realizarse una vez al día, con agua tibia y en periodos cortos de tiempo.
  2. A la hora de secar al bebé, hay que hacerlo con presión y sin frotar la piel. Posterior a ello, aplicar una crema específica para la dermatitis atópica.
  3. Mantén limpias y cortas las uñas de tu hijo para evitar lesiones o infecciones cuando se rasque.
  4. Prefiere la ropa de algodón o lino; las fibras sintéticas pueden ocasionarle comezón.
  5. El calzado debe ser de piel o tela y asegurar una buena ventilación para la piel.
  6. Cubre a tu bebé con las capas de ropa necesarias, sin que pase frío, y mantenlo a una temperatura adecuada, evitando sistemas de aire acondicionado o calefacción. El sudor puede irritar la piel, mientras que los aparatos que modifican las condiciones de temperatura de forma artificial resecan el ambiente.